Clinical Research Insider

Lactancia materna en tiempos de COVID-19

Tan importante es la leche materna, que la vía láctea está hecha de ella

Por: Dra. Ana Villaseñor-Todd*

Cuenta la historia que Hércules y su hermano gemelo eran hijos de Zeus y de la reina mortal Alcmena. Solo Hércules heredó la condición semidivina de su padre. Zeus engañó a su esposa Hera poniendo al bebé a mamar de su pecho para reafirmar su condición de Dios y así otorgarle la gran fuerza que le caracterizó. Hera se dio cuenta y retiró a Hércules del pecho. Del chorro de leche que salió dicen que se formó la Vía Láctea del cielo. 

Hoy en día sabemos que el mejor alimento para los infantes es la leche materna, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se debe brindar de manera exclusiva hasta los primeros 6 meses de vida y complementarla con otros alimentos hasta los 2 años o más. Las primeras horas y los primeros días de vida de un recién nacido son el momento idóneo para establecer la lactancia y proporcionar a las madres el apoyo que necesitan para amamantar a sus hijos satisfactoriamente.

Varios factores impactan en el desarrollo de la microbiota intestinal en las primeras etapas de la vida, entre los cuales la lactancia materna juega un papel clave. Los recién nacidos se adaptan al entorno extrauterino mediante el desarrollo de la homeostasis inmunitaria intestinal. La colonización bacteriana inicial es necesaria para un desarrollo inmunológico intestinal adecuado. Un determinante ambiental de una colonización adecuada es la leche materna. Aunque el bebé a término es capaz de desarrollar una respuesta inmune, el componente inmune efector requiere estimulación bacteriana. La leche materna estimula la proliferación de una microbiota diversa y equilibrada, que inicialmente influye en un cambio de una respuesta TH2 predominante intrauterina a una respuesta equilibrada TH1/TH2 y con la activación de las células T reguladoras por organismos específicos estimulados por la leche materna (Bifidobacteria, Lactobacillus y Bacteroides).2

Son incalculables los  beneficios nutricionales que confiere la leche materna al bebé, tales como la digestión, la prevención de complicaciones por enfermedades infecciosas y el desarrollo orofacial adecuado, mismos que han sido ampliamente estudiados. Sin embargo, el impacto sobre otras variables, como el desarrollo cognitivo, parece no ser contundentemente asociado a las propiedades de la leche, sino al efecto que el acto de amamantar genera sobre el binomio madre e hijo, especialmente el efecto sobre la sensibilidad maternaun concepto de la teoría del apego, que se refiere a la habilidad de la madre de leer las señales de apego del niño y responder a ellas de una manera contingente y adecuada generando una sincronía biológica entre ambos. 

Esta sincronía que depende de la sensibilidad materna es la característica principal para el desarrollo de un vínculo afectivo descrito como un “apego seguro”. Los científicos proponen que este proceso de sincronización entre la madre y el hijo es reforzado durante el acto de amamantar, y que se trata de un elemento que va más allá de la mera composición nutricional de la leche. Por ejemplo, se sabe que el contacto piel a piel, y la retroalimentación de la mirada entre ambos genera una secreción de oxitocina que, además de actuar fisiológicamente para la producción de leche, actúa sobre ciertas partes del cerebro de la madre, como la amígdala, regulando las emociones y promoviendo un estado de bienestar. Existen mil razones fisiológicas para justificar la lactancia materna, pero hay un ingrediente extra que no hemos mencionado, expresado frecuentemente en un tema de origen pagano conocido como La Caridad Romana (https://youtu.be/6JB7zA4l1m0), los protagonistas: Cimón y Pero, descritos en el relato artístico de Valerio Máximo.

Pero es una mujer recién parida, Cimón es su padre, preso y condenado a muerte por inanición; su hija se acercaba cada día a la prisión para amamantarlo. Los encuentros acabarían por descubrirse causando tal admiración a las autoridades romanas que el prisionero sería puesto en libertad, siendo ejemplo del amor filial y un símbolo de caridad. Esta escena ha cautivado la pintura y la escultura de los siglos XVI al XVIII en incontables ocasiones por artistas de toda Europa y por Caravaggio. Este elemento extra del amamantar, y que para algunos puede jugar un papel importante dentro de todos los beneficios de la leche materna, no estuvo incluido dentro de los productos generados desde 1865 conocidos como Comida Soluble para Bebés de Liebig. Era un polvo que contenía leche de vaca, harina de trigo, harina de malta y bicarbonato de potasio y fue el primer sustituto comercial para la leche materna, producto de un riguroso estudio científico. A principios del siglo XIX los índices de muerte infantil eran altos: solo 2 de cada 3 bebés que no eran amamantados vivían hasta su primer cumpleaños. El objetivo de Liebig era rescatar de la hambruna a la población africana.2

Al obtener ese sucedáneo de leche materna, rápidamente la industria farmacéutica la comercializó y también las mujeres al incorporarse al mundo laboral para salir de la recesión causada por la Segunda Guerra Mundial, con una publicidad en la que aseguraban que tenía los mismos beneficios de la leche materna. Primero las mujeres trabajadoras comenzaron a utilizarla, sobre todo por el tiempo de las jornadas laborales, al no contar con lactarios o lugares higiénicos, cómodos y privados (es triste que actualmente prevalecen estas condiciones en algunos lugares) donde les permitieran extraer la leche materna, para poder preservarla mientras continuaban en su jornada laboral. Así fue como cada vez hubo destetes más tempranos y se comenzó a permear una nueva cultura de normalizar el uso de fórmula láctea y biberón y de ver como algo desagradable o penoso lactar directamente del pecho a sus bebés.

Desafortunadamente durante esos años observamos una disminución en la práctica de la lactancia materna exclusiva, y se arraigó el uso de la lactancia mixta (alimentación con seno materno y fórmula) así como de la lactancia artificial desde el nacimiento. Dichas prácticas fueron reguladas por la OMS en 1981 y por esos años se fue introduciendo la consigna de que la leche materna está siempre por encima de los beneficios que pueda brindar el sucedáneo.3 De hecho, en 1991 la OMS y la UNICEF realizaron la Iniciativa del Hospital Amigo del Niño (IHAN), donde establecen 10 pasos para ayudar a las madres a tener una lactancia materna exitosa. Hasta la actualidad es una acreditación que se les brinda a los hospitales que favorecen la lactancia materna desde el embarazo y durante el nacimiento, asimismo, se les brinda apoyo después del egreso del binomio; 152 países están a favor de esta iniciativa, incluyendo México, país que presentó en el 2012 un porcentaje de lactancia materna exclusiva a los 6 meses de edad de 14.4% y a través de la difusión de la IHAN pudo incrementarse a un 28.6%.

Como en muchos otros ámbitos de nuestras vidas, la pandemia por COVID-19 ha venido a trastocar mucho de lo que teníamos establecido y ha generado miedos y adecuaciones en poblaciones que se consideraron como de alto riesgo, entre estas, mujeres embarazadas. Como es bien sabido, el COVID-19 es una enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2. Se transmite principalmente por contacto directo con gotitas respiratorias de más de 5 micras a través de manos, fómites contaminados y contacto con la mucosa de la boca, nariz u ojos.5

Al inicio de la pandemia, al desconocer el comportamiento del virus en la mujer embarazada y en el neonato se hicieron recomendaciones de separar al binomio cuando las madres eran sospechosas o confirmadas de la enfermedad de COVID-19, esto significaba el no realizar contacto piel a piel al momento del nacimiento y de que la madre y el bebé no permanecieran en alojamiento conjunto.6 Se incentivó la lactancia diferida (la extracción de la leche materna y administrada por un dispositivo como vaso, cuchara o biberón) o incluso la suspensión total de la leche materna y se promovió la  alimentación de manera exclusiva con fórmula y biberón mientras la madre cursara con la infección. Naturalmente, esto ha generado miedo en el acto de amamantar, así como destetes tempranos con todas las complicaciones vinculadas y asociadas al mismo. Afortunadamente, hoy en día conocemos más sobre el comportamiento del virus SARS-CoV-2.

En un estudio multicéntrico realizado en Suecia, aseveraron que de 2323 neonatos, hijos de madres positivas para SARS-CoV-2, solo 21 recién nacidos (0.90%) dieron la prueba positiva para SARS-CoV-2 en los primeros 28 días posnatales. En la gran mayoría se presentó el contagio por secreciones respiratorias maternas y se ha demostrado en publicaciones recientes que la transmisión vertical es posible, sin embargo, es muy rara.7 No se ha detectado un virus infeccioso viable en la leche materna e incluso se han encontrado anticuerpos neutralizantes IgA e IgG en la leche humana contra múltiples antígenos SARS-CoV-2.8 Es decir, actualmente no existe una contraindicación absoluta para la lactancia materna, y el riesgo de contagio no parece superar los beneficios de ofrecerla. 

Por otro lado, y en esos casos en los que el uso de sustitutos es necesario, la implementación de medidas complementarias que promuevan y fortalezcan los elementos extras del beneficio de la lactancia, además de los aspectos nutricionales, podrían ayudar a mitigar la angustia y la incertidumbre. Es decir, el contacto piel a piel bajo un aseo de manos estricto, antes de tocar al bebé, antes de alimentarlo y después de tener cualquier contacto de secreciones respiratorias u orales por parte de ella o el uso de cubrebocas si la madre es sospechosa o positiva para el virus SARS-CoV-2 permite un intercambio visual entre ambos y puede preservar y fomentar este aspecto positivo del acto de amamantar, manteniendo la seguridad en un acto que puede surgir de la compasión y el respeto por el otro. Sin embargo, si las condiciones no pueden garantizarse durante el nacimiento, se deberá posponer el contacto piel a piel para cuando la madre y el RN estén en alojamiento conjunto. 

Independientemente de la condición de la madre o del recién nacido, no debe perderse de vista el objetivo que exige la condición actual. Si bien la pandemia ha favorecido el “home office”, incorporar a la mujer a un mercado laboral segregado sexualmente ha resultado una experiencia ni tan satisfactoria ni tan rentable. Como podíamos esperar: brecha salarial, sueldos muy bajos, precarización, techo de cristal… y además mujeres lactando en baños públicos que siguen siendo estigmatizadas. No se ha producido el cambio necesario en la esfera privada, necesitamos considerar un reparto real del trabajo con equidad, empezando hoy por la dignificación de espacios; para impactar realmente no podemos esperar a que todo suceda en la próxima generación de humanos. 

Por: Dra. Ana Villaseñor-Todd. Científica mexicana destacada por sus estudios en encefalopatía hepática mínima, estrés oxidativo, calidad de vida y cognición social. Médica de profesión, complementó sus estudios de posgrado en la Universidad de Texas A&M; actualmente es candidata a recibir el grado de doctor en medicina por la UANL.

Comité técnico:

Dra. Erika del Carmen Ochoa-Correa, Pediatra neonatóloga, asesora de lactancia IBCLC (International Board Certified Lactation Consultant).  Dra. Xochitl Duque-Alarcon, Psiquiatra experta en el estudio del efecto de las experiencias tempranas en el desarrollo emocional.

Referencias

  1.  Protecting, promoting and supporting breastfeeding in facilities providing maternity and newborn services: implementing the revised Baby-friendly Hospital Initiative 2018. Ginebra: WHO and UNICEF.  http://apps.who.int/iri.
  2. Walker WA, Iyengar RS. Breast milk, microbiota, and intestinal immune homeostasis. Pediatr. Res. 2015 Jan;77(1-2):220-8. doi: 10.1038/pr.2014.160. Epub 2014 Oct 13. PMID: 25310762.
  3. Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la leche materna. 1981 WHO.
  4. EDSANUT 2018
  5. www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/q-a-coronaviruses.
  6. Yeo KT, Oei JL, De Luca D, et al. Review of guidelines and recommendations from 17 countries highlights the challenges that clinicians face caring for neonates born to mothers with COVID-19. Acta Paediatr. 2020;109(11):2192-2207. doi:10.1111/ apa.15495.
  7. Mikael Norman, MD; Lars Navér, MD; Jonas Söderling, PhD; Mia Ahlberg, PhD; Helena Hervius Askling, MD; Bernice Aronsson, MD; Emma Byström, MSc; Jerker Jonsson, MD; Verena Sengpiel, MD; Jonas F. Ludvigsson, MD; Stellan Håkansson, MD; Olof Stephansson, MD. Association of Maternal SARS-CoV-2 Infection in Pregnancy With Neonatal Outcomes. JAMA May 25, 2021 Volume 325, Number 20. P. 2076-86.
  8. Sulaski Wyckoff. AAP issues guidance on infants born to mothers with suspected or confirmed COVID-19. AAP News. Feb, 11, 2021.

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