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Atravesar la maternidad: reseña sobre Linea nigra y La hija única

Por: Humberto Orígenes Romero Porras*

Escribir estas líneas obliga primero a una confesión: no soy madre ni puedo serlo porque soy hombre. Soy hijo y soy un pésimo hijo. Soy hombre y por ser hombre soy privilegiado; puedo ser padre sin dolor alguno, sin ver cambios en mi cuerpo. Por ello, las dos obras que analicé me llevaron a la reflexión sobre las maternidades en plural. Además, comprendí cuán necesaria es la lectura de ambas obras para los hombres.

Es importante entender la otredad en una sociedad cada vez más mundializada. Guadalupe Nettel y Jazmina Barrera comprenden el embarazo como el desarrollo de un “otro” en el cuerpo de las mujeres. De ahí lo dolorosa que puede resultar la lectura de La hija única y Linea nigra para gran parte de la sociedad actual, donde se asume la maternidad como un estado de glorificación de la mujer, como una situación deseable e inevitable.

Nettel en La hija única pretende contar la historia que una amiga suya le refirió. No sabemos cuál es el lugar que ocupa esta mujer en la historia, desconocemos su alias. Y es que Nettel pretende de alguna forma una ficcionalización de hechos reales que se acerca a la crónica en muchos momentos, sin atreverse a ser un relato de no-ficción.

La historia enlaza a tres mujeres: Doris, Alina y Laura. Tres formas de entender la maternidad, a través de las cuales Nettel hace un manifiesto en aras de una maternidad deseada. Si no es deseada no será. La obra sorprende por la facilidad de su lectura, aunque en ciertos momentos cae peligrosamente en un ejercicio de literatura de autoayuda, pues ofrece en ciertas páginas posturas dignas de un ensayo, pero que no caben en la novela.

El final de la obra tal vez resulte decepcionante después de ver el maravilloso desarrollo de Laura, la protagonista, una mujer que se parece muchísimo a la misma Guadalupe Nettel, pues es una escritora a punto de consagrarse -en esto se distingue de la ya consagrada Nettel-. Por otro lado está Alina, artista también, quien, como Laura, rechazaba la idea de ser madre; por último está Doris, quien tal vez es un homenaje a Doris Lessing, la escritora inglesa laureada con el Nobel en el año 2007, cuya obra El quinto hijo, seguramente inspiró a La hija única. La escritora europea no cabe en este comparativo entre dos autoras mexicanas.

Doris es tal vez el personaje más interesante y quien genera los episodios más estremecedores de la novela. Es una mujer que ya es madre, su marido falleció y tiene una terrible relación con su hijo, el pequeño Nico. Las tres historias se realizan a veces en paralelo y otras veces se enlazan para mostrarnos tres formas de afrontar la maternidad siempre respetando el principio de que la maternidad será elegida o no será.

Alina se enfrenta, si no a negligencias médicas, sí a errores de diagnóstico y a doctores sin tacto. Aquí se encuentra una valiosa petición por una medicina humanizada. Sin embargo, Nettel escribe notoriamente desde su privilegio y esa es una carencia en la aproximación de la novela a su tema. Se habla de los hospitales más caros de la Ciudad de México, las acciones ocurren en un barrio acomodado y no existe la voz de una cuarta maternidad: la mujer pobre. Siendo una obra mexicana que pretende explorar distintas formas de maternidad, se resiente la falta de un parto en el IMSS; una maternidad llevada a cabo bajo las condiciones de nuestro sistema de salud pública.

Por el otro lado tenemos un ejercicio distinto: Jazmina Barrera nos ofrece un diario de embarazo. Una obra donde se mezclan crónica y ensayo con enorme acierto. La autora nos regala el testimonio de su propio embarazo y la relación con el también escritor Alejandro Zambra (habrá que leer Poeta chileno).

La obra de Barrera no pretende ser un análisis de distintas formas de la maternidad, sino una reflexión realista del embarazo. Por ello no puede reprochársele lo mismo que a Nettel. Linea nigra es un viaje por una riquísima variedad de lecturas que la autora fue realizando con el objetivo de comprender su propia situación; obras que van desde la ciencia hasta la poesía abonan al lector que no puede embarazarse un cúmulo de experiencias que derriban el mito romántico.

La estructura fragmentada de la obra permite distintas voces dentro de la misma autora. No todos los días se levanta uno con el mismo humor y Barrera no todos los días quiso ser una mujer encinta. La autora devela una realidad: no es cómodo el embarazo y a veces las mujeres quisieran sacarse ese ser que les chupa la energía. Y no es que no quieran tener a su bebé. Jazmina ha decidido tener a su hijo: se llamará Silvestre; pero no por eso ella deja de experimentar el dolor.

Linea nigra es un testimonio del deseo responsable de ser madre. Es una reflexión constante acerca de todas esas mujeres que son obligadas a llevar una carga para la cual no se consideran preparadas. Además, a través de un recorrido por la historia familiar, la autora revisita las experiencias de quienes fueron madres antes que ella; en este viaje Barrera descubre para los lectores el velo de santidad que envolvió a las madres del siglo pasado. Nos orilla a entender que esa mujer abnegada convertida en fábrica de hijos no es más que una imposición.

Entender su propia maternidad es entender que otras maternidades tampoco han sido sencillas, pero que nunca se había reparado en ello. Por otro lado, Linea nigra ofrece una ventana a sus visitas a diferentes ginecólogos; con ello reparamos de nuevo en la necesidad de un proceso de gestación y prácticas médicas humanizadas. Al final ambas obras son necesarias -y a la vez son producidas- dentro de un contexto en que se discute la interrupción legal del embarazo, el derecho a elegir la maternidad. Linea nigra y La hija única son grandes esfuerzos para invitarnos a todos, quienes podemos pasar por la maternidad y quienes no, a repensar un estado que históricamente se ha considerado sagrado y deseable.

*Humberto Orígenes Romero Porras, egresado  de  la  Licenciatura  en  Historia  por  la  Universidad  de  Guadalajara,  exatleta  paralímpico  (2006-2017), medallista en Juegos Parapanamericanos Toronto 2015. Interesado en la relación de la historia con la literatura y del fútbol por escrito. Partidario de las causas justas.

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