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El aspartamo: su clasificación como posible carcinógeno y su impacto en la industria

Por: Gary Jheferson Salazar Rondon, M.Sc.

El aspartamo es un edulcorante artificial que se ha utilizado en la industria alimentaria durante décadas. Su dulzura es 200 veces mayor que la del azúcar, lo que lo convierte en un aditivo popular en bebidas y alimentos bajos en calorías.

Sin embargo, en los últimos años se ha generado un debate en torno a la posible clasificación del aspartamo como carcinógeno debido a estudios científicos que sugieren una relación entre el consumo de aspartamo y el desarrollo de cáncer. Este artículo analiza la historia del aspartamo, los estudios previos sobre su relación con el cáncer, las reacciones de la industria alimentaria, las consecuencias regulatorias, el impacto en la industria, la comunicación y percepción pública y la  clasificación como posible cancerígeno.

El aspartamo fue descubierto en 1965 por James M. Schlatter, un químico que trabajaba en la empresa farmacéutica G.D. Searle & Company. Schlatter estaba buscando nuevos medicamentos para tratar las úlceras cuando, accidentalmente, sintetizó el aspartamo al mezclar dos aminoácidos, la fenilalanina y el ácido aspártico. Al probar su sustancia, Schlatter se dio cuenta de que era excepcionalmente dulce.

Después de su descubrimiento, G.D. Searle & Company comenzó a realizar estudios para demostrar la seguridad del aspartamo como aditivo alimentario. En 1974, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó el aspartamo como edulcorante en alimentos y bebidas bajos en calorías. Desde entonces, el aspartamo ha sido utilizado en más de 90 países y en más de 6.000 productos.

Desde la década de 1970 se han realizado numerosos estudios para evaluar la seguridad del aspartamo y su relación con el cáncer. Algunos estudios han sugerido una posible conexión entre el consumo de aspartamo y un mayor riesgo de desarrollar tumores cerebrales, leucemia y linfoma. Sin embargo, otros estudios no han encontrado evidencia de tal relación.

Las empresas y organizaciones de la industria alimentaria han seguido de cerca la investigación sobre el aspartamo y el cáncer. Muchas compañías han defendido la seguridad del aspartamo, citando estudios que no han encontrado una relación entre el edulcorante y el cáncer. Además, han argumentado que las agencias reguladoras de todo el mundo, como la FDA y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), han revisado exhaustivamente la evidencia científica y han concluido que el aspartamo es seguro para el consumo humano. Sin embargo, algunas empresas han optado por eliminar el aspartamo de sus productos en respuesta a las preocupaciones de los consumidores sobre su seguridad. Estas compañías han buscado alternativas, como la stevia y el eritritol, para reemplazar al aspartamo en sus productos.

La clasificación del aspartamo como posible carcinógeno podría tener un impacto significativo en las regulaciones y políticas en diferentes países y regiones. Si se confirma una relación entre el aspartamo y el cáncer, las agencias reguladoras podrían reconsiderar la aprobación del edulcorante y establecer límites más estrictos para su uso en alimentos y bebidas. Además, podrían requerir advertencias en las etiquetas de los productos que contienen aspartamo, similares a las advertencias en los productos que contienen tabaco.

No obstante, las consecuencias regulatorias dependerán en gran medida de la calidad y la solidez de la evidencia científica que respalde la clasificación del aspartamo como carcinógeno. Por lo tanto, es crucial que se realicen más investigaciones para determinar si existe una relación causal entre el aspartamo y el cáncer. 

La clasificación del aspartamo como posible carcinógeno podría tener un impacto significativo en la producción y venta de productos que contienen tal edulcorante. Los fabricantes podrían enfrentar una disminución en la demanda de productos con aspartamo, lo que podría llevar a una disminución en las ventas y la necesidad de reformular productos para eliminarlo o reemplazarlo. Además, la clasificación podría impulsar a las empresas a buscar alternativas al aspartamo, lo que podría generar nuevos desarrollos en el campo de los edulcorantes artificiales. Sin embargo, estos nuevos edulcorantes también serían objeto de escrutinio en términos de seguridad y efectos en la salud a largo plazo.

Actualidad y posible clasificación como cancerígeno por la IARC

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), la unidad de investigación del cáncer de la OMS, etiquetó al aspartamo como carcinógeno potencial a partir de julio del 2023. Esta decisión se basa en un reciente estudio francés basado en la población que informó un mayor riesgo de cáncer asociado con el consumo de aspartamo. El fallo de la IARC tiene como objetivo evaluar si algo es un peligro potencial o no, en función de toda la evidencia publicada. La etiqueta de la OMS indica que hay pruebas limitadas que vinculan el aspartamo con el cáncer, y que es la más baja de tres categorías. 

El Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) actualizará su ejercicio de evaluación de riesgos sobre el aspartamo, incluida la revisión de la ingesta diaria admisible y la evaluación de la exposición alimentaria al aspartamo. La inclusión del aspartamo como posible carcinógeno pretende motivar más investigación, lo que ayudará a las agencias, los consumidores y los fabricantes a sacar conclusiones sobre su seguridad.

Conclusiones

La clasificación del aspartamo como posible carcinógeno podría influir en la percepción pública y la comunicación de riesgos por parte de las autoridades sanitarias y la industria alimentaria. Es probable que las preocupaciones de los consumidores sobre la seguridad del aspartamo aumenten, lo que podría llevar a un declive en el consumo de productos que lo contienen.

Las autoridades sanitarias y la industria alimentaria tendrán la responsabilidad de comunicar claramente los riesgos asociados con el aspartamo y proporcionar información precisa y basada en la evidencia a los consumidores. La transparencia y la educación serán fundamentales para mantener la confianza del público y garantizar que los consumidores puedan tomar decisiones informadas sobre su dieta y la elección de productos. 

Gary Jheferson Salazar Rondon, M.Sc.

Farmacéutico con M.Sc. en Farmacología Clínica y en Biomedicina y Bioquímica. Profesional con más de 7 años de experiencia exitosa en aseguramiento de la calidad, asuntos regulatorios y farmacovigilancia en Europa, América Latina, Asia y África. Especialista en Asuntos Regulatorios ROW en Sintetica; Gerente Senior de Proyectos Técnicos de Asuntos Regulatorios en Idorsia Pharmaceuticals, Suiza.

 

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