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Hitler darwinista

Por: Lic. Orígenes Romero 

Christian Anton Mayer era su verdadero nombre. Su prosa es sencilla pero la concatenación de ideas lo hace por momentos ilegible. Es por ello que resultan útiles un par de lecturas paralelas al texto, con el fin de desentrañarlo. 

Mayer, después conocido como Carl Amery, fue un escritor alemán dedicado a la ciencia ficción y también fue un activista político muy orientado a la ecología, siendo miembro fundador del partido de los Verdes y miembro del grupo 47′, al que pertenecían novelistas como el premio Nobel de Literatura Günter Grass. Su biografía resulta elemental para comprender las preocupaciones que motivaron la escritura de Auschwitz, ¿comienza el siglo XXI? Hitler como precursor.

En 2002, recién publicado aquel texto, Javier Valenzuela escribió en El País que la humanidad puede pensar “no hay suficiente para que todos vivan bien”. Y ese es el temor de Amery. Por otro lado, Valenzuela señala el surgimiento de movimientos de derechas:

Véase la fuerza electoral de formaciones como el Frente Nacional francés y la creciente asimilación por parte de los partidos de derechas, como el PP español, del discurso del miedo y el rechazo al inmigrante, del reforzamiento de las fronteras exteriores y los controles policiales interiores, de la intromisión en la vida privada gracias a los nuevos instrumentos tecnológicos, de la selección del más joven y el más sumiso en el mundo laboral.

A decir de Ramón Campderrich Bravo (2005), hay tres conceptos elementales en el libro de Amery: elitismo, darwinismo social y eurocentrismo. Y es que la propuesta nazi se basó en la justificación del exterminio racial en aras de una pretendida superioridad biológica que, tomada de una malinterpretación de la teoría de selección natural de Darwin, aseguraba la supervivencia de la humanidad. 

Amery no trata de advertir sobre un resurgimiento del nazismo en el siglo XXI, sino señalar que, para afrontar los problemas de hoy, está latente la posibilidad de que surja de nuevo la idea de que una nación pueda sobrevivir a costa de otra más débil. Así, se ha permitido el genocidio y el sufrimiento de sociedades no occidentales a cambio de un rédito económico para las potencias a través de la reducción de costos y el beneficio económico de la venta de armas, tal como se permitió el genocidio judío para asegurar la supervivencia del alemán ario.

Son problemas de África que Occidente generó gracias a la idea implícita de que es permisible el sufrimiento de África porque son inhumanos, es decir, se les consideró no-humanos durante siglos. El clasismo y el colonialismo aparecen como dos fenómenos de darwinismo social nacidos en el mundo Occidental para asegurar el orden social imperante. 

Amery propone la idea de que el nazismo ha sido el intento radical de orden social más consistente. Escritor de ciencia ficción y ecologista, el autor temía un final distópico en el que, para salvar a una élite de la humanidad de un desastre global, se condenara a muerte a millones de personas.

Ramón Campderrich entiende en el texto una división en dos secciones de la humanidad: las élites, ya sean locales, nacionales o internacionales, y las masas. La élite decide por naturaleza el destino de la humanidad. Sin embargo, el propio Campderrich cae en el iusnaturalismo al decir que “este orden de cosas es un orden necesario”.

Por otro lado, con la pandemia de 2020, Alberto Matarán abordó a Amery desde un presente que el alemán había profetizado: 

Esta mayoría social está en disputa permanente con unas élites que en lugar de la cooperación prefieren la exclusión, que para socavar la democracia utilizan la mentira, y que para evitar el refuerzo de servicios públicos, economías locales y redes sociales, promueven la destrucción y la ley del más fuerte […]. Si queremos evitar que la Historia se siga repitiendo de forma trágica, es fundamental que nadie dé un paso atrás en esta disputa y que incrementemos el esfuerzo para que las inercias de la desigualdad y la escasez no marquen nuestro futuro.

Este es el verdadero esfuerzo de Carl Amery. El autor trata, a través de una difusa línea temporal y el análisis del libro ideado -que no escrito- por Adolfo Hitler, Mi Lucha, de establecer una continuidad no de las ideas hitlerianas, sino de las condiciones culturales y el pensamiento. Aún hoy es posible que un grupo de personas en el poder piense en continuar con la explotación de los recursos naturales para, al final, traicionar a los trabajadores dejándolos a su suerte en las condiciones inhóspitas de un cataclismo. Amery nos invita a reflexionar antes de que suceda. 

Lic. Orígenes Romero 

Licenciado en Historia por la Universidad de Guadalajara. Exatleta paralímpico (2006-2017). Interesado en la relación entre el arte y la historia. Analista literario.

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